domingo, 15 de julio de 2012

¡Por fin, que ganas!


Relato 1


Lihel suspiró. Sentado en la ventana, batió sus alas lánguidamente, mientras su mirada se perdía entre las brumas que rodeaban su casa. A través de la puerta de l habitación llegó hasta él un suave cascabeleo, pero él no estaba de humor como para responder a la llamada de su compañero. El ángel se inclinó, y acarició con la punta de los dedos una brizna de hierba, distraído.

-¿Lihel? -otro ángel entró en la habitación. Lihel advirtió el pergamino que llevaba en la mano y la tensa vibración de sus plumas, levemente encrespadas. Estaba preocupado. Y algo enfadado.

-Ha llegado esto para ti -susurró, lanzando el pergamino hacia el ángel-. No lo he leído, por supuesto, pero... se rumorea que no son buenas noticias.

-Radael, por favor, si has terminado, te agradecería que me dejaras solo. En unos minutos tengo que bajar a ver a Blanca, y prefiero leerlo a solas.

Radael agitó las alas, molesto, pero se retiró de la habitación. Lihel agradeció la sensibilidad de su compañero, y lentamente desenrolló el pergamino. Sabía lo que ponía, pero aún así, sus ojos recorrieron rápidamente los trazos suaves y angulosos. “Tonterías y más tonterías” pensó, cansado. “Si tan solo entendieran...”

Dejó el pergamino sobre la ventana, y salió al exterior con un ágil salto. La bruma que rodeaba su casa se disipó, y pudo ver el burbujeo constante de ángeles que entraban y salían de la dimensión espiritual en que vivía. En aquel sitio los conceptos de tiempo y espacio no existían, y los ángeles habían recreado allí sus paisajes terrenales favoritos para retirarse a meditar sin preocuparse por el tiempo que pasaban alejados de sus protegidos. Desde allí, Lihel podía acceder a cualquier época o lugar del plano terrenal; y, cerrando los ojos, dejó que su esencia entrara de nuevo en los dominios del tiempo. Cuando abrió los ojos de nuevo, el paisaje le hizo esbozar una sonrisa amarga. Conocía bien aquel paisaje, áspero y salvaje, situado al sur de Irlanda. En su mente se colaron algunos retazos de pensamientos, y comprendió que se acercaba a ella. Blanca...


Al posarse en el suelo, su cuerpo se agitó, y lentamente adoptó la forma de un joven moreno, de melancólicos ojos oscuros y pelo largo y ondulado. Silbó un par de notas entre los dientes y esperó hasta ver el reflejo pelirrojo de la cabellera de su protegida entre los árboles.
Blanca sonrió al ver aparecer a Lihel. Sus ojos castaños brillaron mientras decía:
-Jo, Lian, cada día vienes más pronto. Pero esa mirada... ¿qué ha pasado?
Conduciendo a su protegida hacia un tocón cercano, Lihel murmuró:.
-Lo sabes, Blanca.
Ella se sentó en el suelo, apoyada contra sus piernas. Cogiendo su mano entre las suyas, la joven contestó:
-Sí, sé lo que pasa, y por eso te pregunto. ¿Acaso vosotros no podéis sentir amor?
-No es eso... el amor entre nosotros no es igual al amor humano, y... la relación entre nosotros es vista como una provocación al orden establecido, y más entre los protectores.
-¡No es justo! -Blanca se giró hacia Lihel, con los ojos húmedos-. ¿Acaso no debes cuidar de mí? ¿No es esa tu misión? ¡La estás cumpliendo! ¿Qué mas dará lo demás?
-No es así, Blanca. En teoría, ni siquiera deberías saber quién soy.. o qué soy -Lihel la soltó y se pasó la mano por los ojos, cansado-. Mira, tú deberías considerarme un buen amigo, nada más. Para ti, debería ser Lian, el joven irlandés que conociste hace cuatro años en la capital y que vive cerca de tus tíos. Nada más.

Blanca se movió, de manera que los dos pudieran mirarse cómodamente. La joven se mordió el labio mientras le escuchaba, y cuando su mirada se encontró con la del joven, suspiró.
-¿Tan difícil es ajustar los conceptos? No creo que sean tan diferentes... Se trata de querer al otro, ¡nada más!
Lihel la besó, acallándola, y tras separar sus labios de los de la joven murmuró:
-No lo entenderán... Este simple gesto ya me ha condenado. Pero quiero contarte algo...
Durante un rato, la joven escuchó el relato de Lihel. Él le habló de la dimensión angélica, de las promesas de servicio a la humanidad pronunciadas por sus antepasados, de la capacidad para existir fuera del tiempo y del espacio... Cuando terminó, el silencio inundó el bosque. El ángel descansó su cabeza en el hombro de la joven, que le abrazó, percibiendo el temblor de sus hombros.

Al caer la noche en Irlanda, Lihel regresó a su dimensión. Sabía que había traicionado una de las reglas que regían a su raza al contarle su naturaleza a Blanca. Despojado de su figura física, sus ojos se volvieron violetas, su pelo creció y se oscureció más, y su cuerpo resplandeció suavemente. Confuso, Lihel se retiró a su habitación, poco más que cuatro paredes con tres ventanas ojivales en ellas. Sentado en una de ellas, el ángel meditó largamente sobre su protegida. En su alma la razón y los sentimientos se entremezclaban, y el pobre ángel se sentía perdido. ¿Merecía la pena haber traicionado sus promesas por aquella joven? No era la primera protegida que tenía, pero sí la única que había despertado en él semejante ternura y amor. Lihel se centró en aquel sentimiento, pero no encontró nada que le hiciera culpable a ojos de los arcángeles. Confundido, pensó en las veces que habían estado a solas, recordó el calor de su cuerpo... Y tomó una decisión.


-Joven ángel. Has sido convocado para responder ante el Consejo de tu traición a las normas que rigen nuestra raza. Has desvelado tu naturaleza etérea a tu protegida, y no sólo eso, sino que, además, has mancillado tu alma albergando cierto tipo de... sentimientos hacia ella. ¿Qué puedes responder a ello?
Lihel, situado en medio de la sala, se giró hacia el lugar de origen de la voz. A su alrededor, un círculo de columnas sostenía una cúpula bajo la cual,dispuestos en gradas, se situaban los miembros del Consejo. Ángeles y arcángeles, despojados de toda forma humana, contemplaban al joven ángel que, situado en el centro del círculo, se dirigió a ellos con clara voz:
-Consejo, sabéis mis motivos. Habéis leído en mi alma los sentimientos que poseo hacia mi protegida; no tengo más aclaración que dar- varios susurros de asombro se levantaron entre las gradas; mas Lihel permaneció inmóvil y desafiante-. Soy consciente del castigo que supone la traición de las normas, pero antes tengo una pregunta para vosotros. ¿Acaso es malo el amor? Los sentimientos que yo poseo hacia Blanca son fuertes, cierto, pero también delicados. Son sentimientos de protección, de ternura, de cariño. ¿No es ésto lo que le pide a un ángel protector? ¿Que sea capaz de arriesgar su esencia para salvarla? No veo, pues, el problema; pero si estos sentimientos me llevan al destierro, elijo perder mis alas y obtener la humanidad antes que perder a Blanca.

Las gradas parecieron temblar cuando miembros del consejo se levantaron, incrédulos, de sus asientos. Lihel soportó estoico las duras miradas de los arcángeles, que debatían internamente el castigo; y vio, entre las columnas, la mirada entristecida de Radael. Pero no se echó atrás. Súbitamente, el rumor de los arcángeles se apagó, y Lihel escuchó la sentencia del Consejo:
-Joven ángel, tú mismo has elegido tu castigo. Serás desterrado de la comunidad angélica, y adoptarás la forma humana durante el resto de tus días. Conocerás el dolor, y al final morirás como ellos. Espero que ello te haga reflexionar.
Lihel sonrió, y suavemente, su cuerpo brilló con más fuerza. Sus últimas palabras conmovieron al Consejo:
-No podéis acallar la fuerza de estos sentimientos. Tarde o temprano,los ángeles conocerán el amor, y habrá más rebeliones. Aceptadlo antes de que nos extingamos.
-¡Calla!
Y Lihel se desvaneció, dejando tan solo una pequeña pluma violácea que flotó inadvertida hasta el suelo. Pero Radael la recogió, al disgregarse el Consejo, y guardándola, se marchó a su casa, pensando en la joven griega de ojos verdes que protegía.
****
-¿Lian?
-Lihel, pero eso ya no importa. Te explicaré... pero estoy desorientado. ¿Qué día es?
-14 de febrero, Lian. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estás aquí a estas horas de la noche?
-Shh... hay noche suficiente para todo, mi vida. Ven... Por cierto, ¿por qué sonríes?
-Porque hoy es el día de los enamorados. Pero shh...Tenemos toda la noche para nosotros...